Obras del autor
Una poesía para los oídos
Soledad
¡Hola! Y vieja amiga soledad.
Tú que solo me puedes entender y escuchar,
Y saber el porque me rodea mis lágrimas.
A veces me abrazas en la oscuridad.
Y me estremeces de miedos y mentiras.
¡Eres dura y duradera!, por eso,
no quiero recordarte, solo aceptarte.
Pero por favor…
No seas cruel,
Se que podemos pasarla mejor…
Con un poco de tiempo,
podré entenderte y tu a mí.
Cuando enfermo eres la que me sentencias.
Y al llegar a los últimos años de vida,
eres mi fiel compañera,
por eso, no quiero que seas ella, mi cortejo,
solamente mi plegaria y que seas libre
para que vivas en tu soledad.
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